¿EXISTE EL AMOR HOY DÍA?:
Mucho ha cambiado la vida en los últimos años con la aparición de las nuevas tecnologías, una
concepción mucho más firme del yo en detrimento del nosotros y un cada vez mayor desapego social, sustituido cada vez más por la individualización. Seguimos siendo sociales, siempre que
convenga a nuestros intereses personales, pero en cuanto no nos interesa o nuestras ambiciones
cambian, poco nos importa qué ha hecho ese grupo social por nosotros, lo sustituimos sin
miramientos.
Algo así ocurre en el amor. En tiempos de nuestros padres y abuelos, la mayor aspiración romántica
era casarse y tener descendencia, pero hoy la cosa cambia. Ya no nos interesan los hijos, nos
estorban para vivir, ni tampoco estamos dispuestos a aguantar a otra persona. Esto último, creo mi
deber matizarlo. Si bien hay distintos tipos de tolerancia, lo que nunca debería tolerarse son los
engaños o el maltrato. Cuando digo aguantar, me refiero a las diferencias personales. Están ahí
desde el primer día aunque al principio, con la pasión del momento, no las veamos o no nos
importen, pero con el tiempo la cosa cambia. Con el tiempo, cuando la pasión del principio pasa,
cuando nos dejamos caer en rutina, ya todo nos estorba o nos sienta mal, y ni siquiera la presencia
de hijos puede ayudar a cambiar eso,siendo éstos los principales afectados. ¿Dónde quedó el poder
hablar de los problemas?
¿Dónde el luchar para evitar que la llama del amor se perdiera? ¿El innovar en pareja para evitar que esta se acabe?
Como todo, cayó en manos del individualismo.
Ya no consideramos la familia como un ente social, un todo. Ahora esa familia está integrada por un
padre que piensa de una forma y no va a cambiar esa forma, por una mujer que piensa de otra
forma, e igualmente se niega a cambiar nada, y por un hijo que es el que sufre por esas diferencias.
¿Acaso no es posible hablar y encontrar en esas diferencias un punto intermedio donde cada uno sea
de su forma, y aun así pueda vivir con la otra persona? Pero claro, en esta nueva sociedad de la
tecnología nadie quiere socializarse hablando. Es más fácil y a la vez más frío hacerlo a través de
las redes sociales, donde es más fácil mentir, y donde ya nadie quiere una relación seria. Este es el
verdadero y lamentable futuro que nos espera, el fin de la familia como unidad social, el fin del
amor por alguien que no seamos nosotros mismos.
Un saludo atento a la comunidad rumana, en la celebración especial de su día, 1 de diciembre.
Francisco Javier Romera Romero
